jueves, 17 de diciembre de 2009

Here I come

Pico del Teide desde el aire, Abril de 2006

Es un poco tarde ya y el viento helado rasga la noche ahí fuera. No se oye ni un sólo ruido en todo el vecindario, se podría decir que las cosas están tranquilas. Fuera sí, y por dentro, ahora, también. Pero no ha sido así últimamente. Este último trimestre he trabajado mucho, supongo que como tantas otras personas. En mi caso ha supuesto sacrificar prácticamente todo mi tiempo libre, mis aficiones, mi espacio, para tirar del carro y contribuir a sacar adelante proyectos muy importantes para la empresa para la que trabajo. Participando en el equipo más cualificado con el que he trabajado nunca, ha resultado una experiencia muy gratificante.

Pero estoy cansado. Necesito unas vacaciones, desconectar, cargar las pilas. Qué mejor que transportarme a otra realidad y pasar unos días al otro lado del océano. Qué fácil es volar y cruzar el charco. Y qué brusca va a ser la descompresión y el shock cultural, una vez más.

Ha pasado todo un año desde mi última visita a España, 12 meses sin pisar el polvoriento suelo de la meseta, sin respirar el frío y seco aire invernal del centro peninsular. Cuatro estaciones completas sin contemplar en primera persona los paisajes, urbanos y naturales, de la tierra que me vió nacer. Lo cierto es que amo a mi país y lo hecho de menos. Y también, por qué no decirlo, me resulta un lugar extraño, donde se mezclan costumbres conocidas y otras que por falta de uso resultan chocantes y hasta desagradables.

Extraño en gran medida a mucha gente que dejé atrás. A algunos les veré una vez más en esos encuentros fugaces, luchando contra el calendario obscenamente ridículo de estas fechas. A otros puede que nunca los vuelva a ver.

Sí, la distancia a veces duele. Pero también da perspectiva, y creo que hace que uno se conozca mejor.

Espero disfrutar de mi estancia en Madrid, que me causa cierto estrés por lo ajetreado de las fechas, y porque pasar de 100 a 0 en un día me va a sentar fatal.

Es posible que escriba algún post en estas fechas desde mi tierra, con el espíritu crítico que me caracteriza, poniendo a parir la situación tan desmejorada en la que se encuentra mi país, que me saca de quicio.

También es posible que me aleje del ordenador más de lo habitual y no me prodigue mucho. Cuando esto ocurre sólo chequeo el correo electrónico una o dos veces al día, todo un récord.

Me gustaría escribir una entrada de fin de año, haciendo balance de lo que ha supuesto vivir en Washington durante este 2009, teniendo en cuenta todos los cambios que se han producido.

Y los que todavía están por llegar.

Si todo va bien, mañana estaré volando de vuelta a casa por Navidad como el turrón ese.

Mazapanes, turrón, villancicos, los adornos navideños, el tráfico, los regalos, el Día de los Santos Inocentes, las campanadas, las uvas, las copas, el chocolate con churros, la San Silvestre.,el roscón, los Reyes Magos........si es que uno no se da cuenta de lo peculiares que somos hasta que sale un rato.




domingo, 6 de diciembre de 2009

Newseum

El finde pasado estuvimos en el Newseum, el que creo que es uno de los mejores museos que he visto últimamente. No por lo elevado de su arte, si comparamos este parámetro no alcanzamos ni a considerarlo, pues es un museo de nuestra historia reciente, aquella que se puede capturar con fotografías. El Newseum es un museo moderno, inaugurado en el 2007, está justo al lado de la imponente Emabajada de Canadá y muy cerca del Capitolio. Recoge exposiciones sobre noticias, el papel de los medios de comunicación en la historia reciente, así como muchas exposiciones interactivas, muy interesantes. En total, seis pisos, una pasada.

Entre las exposiciones, estaba la de Walter Ioos, fotógrafo de Sports Illustrated, el cual tiene más de 300 portadas publicadas en esta revista. Había fotografías sencillamente sublimes, pero por el tirón emocional y de recuerdo me quedo con este momento deportivo, que nunca se ha vuelto a repetir aquí en la NBA, cuando el mundo asistió a un duelo histórico, una pelea contra la fuerza de la gravedad. Una lucha que elevó a categoría de leyenda a Michael Jordan, el deportista que más he admirado desde siempre, y que todavía ocupa el número uno en mi particular clasificación de atletas.

Como digo, había fotos espectaculares, pero no me gusta plagiar la obra de otros fotógrafos. Lo que pasa es que este momento es digno de mención. Esta foto no es sólo lo espectacular del mate, que se hizo mundialmente famoso. Fijaos en el marcador. Michael necesita un mínimo de 48 puntos para ganar a Dominique Wilkins y hacerse con el título. Es el último mate, y necesitas clavarlo delante de 50 mil personas en tu estadio, todos tus fans esperan un momento glorioso.

Air Jordan.

Photography by Walter Ioos


Cambiando de tercio, la otra exposición que merece la pena realmente en este museo es la de todas las fotografías ganadoras de un premio Pullitzer. Muy bien presentada, muy bien iluminada (por fin!!, es algo de lo que me suelo quejar en las exposiciones de fotografía, una foto no es un cuadro y no se ilumina igual), y con unos contenidos que hacen encoger el corazón hasta que duele, por la dureza de muchas de las imágenes. Imágenes atroces que denuncian lo cruel que puede llegar a ser el ser humano, y no por ello menos necesarias.

Hay otras exposiciones dignas de mención, muchas de ellas giran en torno al precio que tiene la Libertad. Me gustó la dedicada al Muro de Berlín, con secciones completas del muro en exposición y con una torreta de vigilancia del lado comunista. Me quedé mirando un rato ambos lados del muro, el gran contraste que hay entre el lado occidental lleno de graffitis y el lado comunista, frío, sin vida. El papel de los medios de comunicación fue importantísimo para los habitantes de la Alemania oriental pues las filtraciones de señales de radio y TV eran la única forma que tenían de saber qué pasaba al otro lado y en gran parte del mundo. Uno de los paneles de este museo enseña un mapa con todos los países que no tienen libertad de prensa, y son mayoría. Efectivamente, quedan muchos muros por derribar.

Muro de Berlín. Izquierda, el lado occidental. Derecha, el lado oriental.