viernes, 20 de junio de 2008

Spain, through the eyes of a stranger

Tras casi una semana, ya casi no tengo sueño. He conseguido habituarme al horario europeo, y ya no me quedo despierto por las noches (además, los Celtics ya ganaron, un motivo menos para trasnochar). Lo duro va a ser marcharse mañana y volver a coger el ritmo con seis horas de diferencia.
El día que aterricé, me encontré raro. Raarrrrrrrrro, rarrrrrrrrrro, rarrrrrrrro, como dirían algunos. Sí, el paisaje es totalmente conocido, pero entre la torrija que llevaba encima por no haber dormido nada (vine en el avión guardería de Iberia, qué cruz) y la avalancha de planes y tareas que me esperaba, estaba un poco desconcertado. Y poco a poco fui cayendo. Claro, yo ya no vivo aquí, esto es como visitar un país extranjero.
Bueno, más o menos. Evidentemente, no es igual. Pero sí se ve con otros ojos, al menos a mí me ha pasado. Y lejos de considerarlo algo negativo, me inspira confianza, pues significa que estoy guachintoneando en condiciones, y no sólo no me da pereza volver, sino que por una parte me apetece (esto se entenderá mejor en un post posterior, que escribiré cuando se produzca un acontecimiento que llevo tiempo esperando).
Pero bueno, estábamos hablando de España. Madrid es una locura. Me gusta vivir a toda velocidad y hacer muchas cosas, pero el problema es la eficiencia con la cual empleas tu tiempo. No sé muy bien qué problema tiene Madrid, pero estresa. El tráfico, las distancias, se hacen enormes, y ha sido difícil encadenar planes para poder ver a la gente que quería. De hecho, es una tarea imposible en una semana, y hay buenos amigos y familia a los que no he podido ver. Me gustaría que no hubiese sido así, pero no ha podido ser, más repleta la agenda no podía estar, y este es el primer momento en toda la semana que tengo un respiro.
España atufa a crisis económica (y esto no ha hecho más que empezar), pero la gente sigue viviendo con la misma alegría. Todos ilusionados por el fútbol, y todos convencidos de que Italia nos la va a dar con queso el domingo. Así somos los españoles, y me hace gracia, porque es un contraste enorme con mi día a día. Ni mejor ni peor, simplemente distinto.
Esta visita ha servido para reforzar lazos con mi patria, tanto personales como profesionales, en una semana de auténtica locura, corriendo de un sitio para otro, en palabras de mi hermana "¿de verdad que estás durmiendo en casa?. Ni me he enterado".
Esta semana ha servido para echar de menos la rutina matemática de Washington, que tanto equilibrio me proporciona, y para darme cuenta de que esa rutina ha de romperse, cotidianamente.
Por lo menos, un par de veces al año.
Nos vemos en Navidades, si todo va bien. Y espero ser yo entonces, el que no deja dormir a nadie en el avión con un bebé recién nacido en los brazos (Garbanz Power!!).
Ahora, a seguir guachintoneando.

1 comentario:

M.C. dijo...

Hola Juanito! sí disfruta de Spain desde los ojos del turista, que es lo que me pasa a mí también cuando voy para allá. Es una experiencia realmente interesante que ayuda a conocerse mejor. Si reflexionas acerca de la relación que existe entre "cómo soy?" y "de donde soy" podrás explicarte cosas de tí mismo sobre las que a lo mejor hasta ahora no te habías parado a pensar.

Por cierto, echo de menos en tu perfil que te flipan los pájaros!

Besos a los due! y por cierto también, "I´m finished"!

M.C.