martes, 6 de enero de 2009

Two Thousand and Nine

Seagull


Dos mil nueve razones para olvidar la distancia, y retornar al hogar actual. Dos mil nueve, también, para nunca olvidar estos días, estas vidas, estos reencuentros en familia superlativa. 

Es tiempo de volver a casa. Todo está en silencio, en esta fría noche hispana de recuerdos. Mi tierra, mis orígenes, mi sangre, descansan.

Yo no.

Yo sueño con volar, cruzar océanos, crecer en un nuevo continente, y explorar. Explorar esa vida nueva que se abre ante mí, lejos pero extrañamente cerca. 

Son reflexiones de año viejo que da paso a año nuevo. Unos días han pasado ya, pero es ahora, cuando la fractura espacio temporal es inminente, cuando reflexiono. 

¿Qué hago en el Nuevo Continente?.

Fui por Amor. El mejor motivo para cruzar océanos o explorar lo desconocido. Dejando mucho atrás, pero no todo, y esperando mucho también al otro lado. Dentro de poco habrá pasado un año de mi particular récord mundial de salto de longitud, que me hizo aterrizar en la capital del imperio. Un año fantástico, loco, lleno de experiencias vitalizadoras, abriendo una nueva vida que dota de total sentido a la mía, pero sobre todo, un año de exploración, externa e interna. 

Uno de los mejores años de mi vida.

No se puede pedir más. 

¿O sí?.

Sí se puede (Yes We Can, tenía que usar la frasecita, ¿no?).

No sólo se puede, sino que tengo la firme convicción de que se debe. A la vida hay que robarle todo lo que esté dispuesta a darnos, siempre que uno se mantenga fiel a sus principios, sean cuales sean. Durante mucho tiempo ese ha sido mi espíritu guía.

Sufre, lucha, triunfa, fracasa. 

Disfruta, comparte.

Y tantos otros verbos que nos definen desde nuestro primer café hasta que doblamos la esquinita de la novela y apagamos la luz de la mesilla. Cada día es magnífico, y no nos damos cuenta. A veces, es necesario parar un instante, viajar a la velocidad de la luz para que todo lo demás se detenga, en pura Relatividad Especial.

Algo así han sido estas vacaciones en España. Una carrera espacial, en el sentido de intentar ocupar dos sitios al mismo tiempo, para compartir unos minutos con seres queridos. 

A todas luces insuficientes, pero al mismo tiempo plenos. Una agenda loca, enemiga del sosiego y cómplice del estrés. Viajando a la Velocidad de la Luz, todo parece detenerse, y todo lo que te rodea se hace viejo y pequeño. Al final, se deja de viajar a esta velocidad, y aquí estoy, escribiendo, pensando, reflexionando.

Me voy a casa, I´m going home. Y es muy raro que mi casa esté ahora allí.

¿O es que mi casa soy realmente yo, y no esas cuatro paredes que me resguardan de las inclemencias?. 

Debe ser eso.

Siempre que me voy, siento lo mismo. Vacío y plenitud se mezclan y luchan entre sí, y nadie gana. Sólo soy yo, tomando un avión para irme lejos, pero manteniéndome cerca al mismo tiempo. Nostalgia de no haber visto a todo el mundo que quería, nunca es posible. Alegría también por volver a mi rutina, la que da un sentido ordenado a mi vida, la que, también, me hace feliz o al menos lo intenta con fiereza.

Sí, como he dicho, debe haber por lo menos dos mil nueve razones.

Adiós España, no sé cuándo volveré, pero sí sé que nunca me he ido.  

6 comentarios:

Angela dijo...

Como me suenan estas palabras:
"Siempre que me voy, siento lo mismo. Vacío y plenitud se mezclan y luchan entre sí, y nadie gana", es siempre extraño irse fisicamente aunque la mente se pasea cerca de los que uno quiere, esten donde estén. vivir fuera es un poco asi...
Saludos y Feliz 2009!

Anónimo dijo...

Todas las palabras que busco se quedan cortas al lado de las tuyas, pero no quiero que eso me impida decirte que me ha encantado la entrada.

Os sentimos cerca, aunque estéis lejos.

Un beso muy fuerte para tí, para mi Sara y para super Pablito.

Unknown dijo...

Creo que estoy en horario infantil... ¡¡Ostias Juan!!! Siento envidia de ver cómo un machote, como tú es capaz de describir sentimientos como éstos.
¡¡Chapeau Juan!!
Por cierto, me alegro mucho de haberos visto durante las 'Spanish Christmas', en uno esos momentos cortos pero intensos.
Saludos al resto de la family guachintoniana.

Anónimo dijo...

Juansito (tambien sarita y superpablo) yo también me alegré de veros en aquella fugaz semana.

Mucho animo en estos dias histericos en vuestra ciudad.

Abrazos,

Peibol

Juan Marín Otero dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios. Son lo que verdaderamente da sentido a este blog y lo que hace que me anime a seguir escribiendo.

M.C. dijo...

Juan, deberías haber sido tú el poeta cerrando el discurso de Obama.
Increíble, has descrito mis pensamientos con una exactitud insuperable. Creo que me leeré esta entrada cada vez que me vaya-vuelva de Espanya. Porque una parte de nosotros siempre está yendo y viniendo cada día, aunque esté uno físicamente en un sólo sitio.

Un beso a los tres,
M.C.