domingo, 7 de junio de 2009

Europe's living a celebration

Hoy hay elecciones en España, y por primera vez no he ejercido mi derecho al voto. Dicen que cuando no votas no te puedes quejar, no puedes opinar. Hay que mojarse. Bueno, no votar es una opinión tan válida como otra cualquiera. Y mojarme, me mojo desde que tengo 18 años y capacidad de elegir a mis representantes, cosa que siempre he hecho puntualmente, en cada ocasión.

¿Qué es Europa?.

Geográficamente, un continente, que acaba en los Montes Urales y por tanto incluye un trocito de Rusia.

Económicamente, la Unión Europea es una unión de Estados independientes , veintisiete por el momento, bajo una política monetaria común, de la cual se han alabado sus éxitos debido a una integración económica sin parangón en la historia. Evidentemente esto es incluso discutible sobre todo en estos tiempos de crisis, porque si bien los fondos europeos le han venido de perlas en España, no es menos cierto que la crisis se atajaba con una devaluación que no puede realizar (porque los españoles son menos competitivos que la media, y la única manera de asomar la cabeza sería ser más baratos). Ahora toca pagar porque los que se unen son más pobres y eso va a fastidiar bastante.

Hasta aquí, todo bien, más o menos.

Pero, ¿y políticamente?.

Políticamente Europa es un invento de burócratas, a espaldas de los ciudadanos. Diseñan estas elecciones insípidas para que decidamos no sé qué. En algunos círculos poco dados a la crítica y a la reflexión se dice "me siento europeo".

¿Qué es sentirse europeo?. Yo no lo sé. Cuando me he cruzado en el extranjero con otro europeo he podido tener lo mismo en común que con un asiático, africano o americano. No sé si Europa camina hacia una federación de estados, y si lo hace ni nos hemos enterado ni nos han preguntado. Bueno, algo han preguntado, sí, recuérdese el famoso Referéndum de la "Constitución" europea, totalmente fracasado por el rotundo NO de varios países (tampoco voté en aquella ocasión).

En Europa existen hoy en día diferencias culturales, históricas e identitarias que impiden la formación de un superestado que englobe a alemanes, británicos, franceses, suecos, españoles, checos, etc. Sólo observar los problemas que tenemos internamente en España nos debería dar una pista de lo difícil que es esta integración política.

La idea sobre el papel no está mal, y ya hay muchas leyes que nos afectan, en forma de Directivas Europeas. Pero, ¿cuál es la política europea?.

La realidad es que la única política europea común en Europa es la PAC, la Política Agraria Común, que ha supuesto la subvención más escandalosa, para proteger ciertos sectores y en contra del espíritu de Mercado Común con el que se inició la integración europea. No existe política común de Defensa, y si Europa desea un lugar relevante en el mundo ya puede ir pensando en construirse un ejército europeo dotado de medios creíbles (para lo cual hay que incrementar el gasto en Defensa, cosa que no es muy probable) y con capacidad y voluntad de intervenir en zonas de conflicto. No existe una política común de inmigración, con todos los problemas que ello supone. Y no hay una política común de relaciones con potencias extranjeras, lo cual provoca una imagen de una Europa dividida, débil, francamente perdida en cuanto a su ¿identidad?, y muy poco creíble. Y así, podríamos seguir con varios ejemplos.

¿Esto se arregla con setecientos y pico representantes del zoológico político más diverso, formando el parlamento más grande del mundo? (que parece ser que ni en China se reúne tanta gente para aparentar que toman decisiones).

Añado a todo esto que, a pesar de haberme interesado por la campaña electoral, viendo en diferido a través de Internet algunos de los debates que se han televisado, compruebo una vez más cómo se hace política en clave interna, los ganadores de hoy lo celebrarán mirando hacia el sur de los Pirineos, en una visión corta y si se me permite la expresión, un poco paleta.

¿Pero no estábamos hablando de Europa?. ¿ En qué quedamos?.

La clase política española, de uno u otro color, me decepciona cada vez más, al ser producto de un sistema tremendamente imperfecto y nada democrático en sus estructuras internas. Se vota una "lista" confeccionada con no se sabe qué criterios y formada por perfectos desconocidos para la mayoría de los ciudadanos, más allá de los cabezas de lista, para ir al Parlamento Europeo a no se sabe muy bien qué. Así que paso olímpicamente de que unos u otros utilicen mi voto en el próximo mítin (la vida política española se ha convertido en un mítin constante) como arma arrojadiza, insultando mi inteligencia y alimentando a las masas con más estupideces, incongruencias o, simplemente, mentiras.

Y es que me agarro unos cabreos cuando me toman por imbécil y me intentan tomar el pelo.....

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